lunes, 23 de septiembre de 2013

SOMOS HIJOS DE DIOS


Sabiendo que somos hijos de Dios, chispa divina de Él mismo,  resuélvete a permanecer siempre en calma, no importa cuáles sean las circunstancias que te rodean. Si permites que tu mente se identifique completamente con las labores externas, no podrás sentir la presencia divina en tu interior.  Pero si cultivas la calma y la  receptividad al Señor, aun en medio de tus actividades, estarás trabajando en la forma correcta.

Cada vez que un enjambre de preocupaciones pretenda invadir tu mente, no te dejes perturbar por ellas, sino que mantén la calma, mientras buscas la solución adecuada. Destruye toda preocupación con el poderoso antídoto de tu paz. La paz no puede ser comprada, debes aprender a cultivarla en tu interior. Incluso cuando consideres que has alcanzado la más honda calma y recogimiento en tu interior, sumérgete aun más en ellos. Es en las profundidades del silencio, donde recibirás las respuestas a todos los problemas de tu vida.


Yogananda      

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