"La palabra fue creada para
sanar, no sólo para comunicar". Es importante saber lo que uno dice
(significado consciente) para que la palabra nos empodere, y así, ser capaces
de hablar lo necesario en el momento justo. Todo en la creación está compuesto
de moléculas, cada una de ellas posee una afinidad con las demás, es decir están
relacionadas. Al saber cómo opera este mecanismo nos trae a la luz una verdad:
Seamos conscientes o no, establecemos una relación con todo lo existente.
La ciencia ha descubierto que el
sonido viaja a través del aire desde el punto donde emana, a la asombrosa
velocidad de 331 metros por segundo, actuando sobre las estructuras moleculares
existentes en la atmósfera, alterando sus frecuencias vibratorias en un modelo
en onda, después de lo cual es recibido por los órganos auditivos de una
persona y es interpretado por la mente consciente. ¡Esta es en realidad una
verdadera proeza! Sin embargo, las palabras habladas, que son llevadas como
ondas sonoras hacia otra persona, poseen un poder aún más asombroso. Una vez
que son interpretadas por la mente de la persona receptora -con mayor velocidad
que la del sonido- esas palabras son transmitidas al corazón y al alma. Y, ¡Cuánto
poder puede tener esas palabras!
Las palabras pueden sosegar una mente
preocupada: ofrecen guía e iluminación; pueden sanar una herida mental, ayudan
a compartir ideas y conocimiento; animan y vivifican. Por otra parte, las
palabras pueden causar confusión y discordia. Pueden herir el amor propio,
degradar y desestabilizar al ser interno. En suma, las palabras habladas,
pueden crear una polaridad ya sea positiva o negativa no sólo en los demás,
sino también en nosotros mismos.
Los sabios están conscientes, que al
entonar sonidos vocales, se originan frecuencias vibratorias, que afectan los
centros psíquicos del cuerpo, de la manera como sea la entonación de esos
sonidos vocales, activa glándulas afines para que desarrollen la función de
crear una perfecta armonía dentro del ser físico. Todos los humanos obedecemos
a leyes, con lo cual se establece un equilibrio con las fuerzas cósmicas que
son las que impulsan al hombre a comprender que lo que sale de él se verá reflejado inevitablemente en su
entorno.
Cuando hablamos practicamos sonidos
vocales, en ese mismo instante se va creando una atmósfera de energía, cuando
emitimos sonidos positivos sentimos una sensación de paz interior que invade
nuestro ser físico, mental y espiritual, en tanto que nuestro cuerpo se
acondiciona a un metabolismo rítmico. El ser total experimenta una armonización
sublime. El ser está en reposo; el ser se eleva.
Es muy conveniente cooperar con el
ser, vigorizar el ser, pensar en el ser. Pero, ¿Qué pasa con el ser de los
demás? cuando nos integramos a nuestras actividades cotidianas y conversamos
con otras personas, ¿con cuánta frecuencia las palabras que pronunciamos,
producen un efecto sedante y vivificante en los demás, como lo producen los sonidos
vocales en nuestro ser interno?
En el mundo actual, es fácil quedar
atrapado en las vibraciones confusas y
perplejas de nuestra tumultuosa época. A menudo se interrumpe nuestra paz
interior y es muy difícil lograr
equilibrio emocional. Todos nosotros, en un momento u otro, nos hemos sentido
irritados por las condiciones externas y hemos hablado en forma brusca y airada
a otras personas. En la mayoría de los casos ésta es una reacción del momento,
puesto que esas palabras airadas son expresadas en forma espontánea, sin
pensar, y no son necesariamente un reflejo de la forma de hablar de la persona,
sino de su conflicto interno al intentar conservar la paz y la armonía. Pero……
1.- ¿Y qué de las palabras que
expresamos premeditadas y conscientemente?
2.- ¿Son sopesadas con cuidado,
teniendo en cuenta los sentimientos de otras personas?
3.- ¿Son iluminadoras y compasivas, o
ignorantes y egoístas?
4.- ¿Crean armonía o discordia?
5.- ¿Son palabras de verdadera
comprensión o son el producto del chismorreo y de la crítica?
La murmuración, aún la
"inocente" y "bien intencionada", es por lo general el
resultado de ignorar la verdad sobre determinada situación, y usualmente
injustificada. Se edifica sobre juicios erróneos, y suposiciones, y muy rara vez, da como
resultado, la creación de una polaridad positiva.
Así como los átomos, contenidos en el
aire chocan y aceleran la vibración, es una onda de sonidos, así también las
palabras intrigosas se expanden en proporción, siguen su curso y, ¿con qué
finalidad?
Cuando las palabras son tergiversadas
y los pensamientos mal interpretados, la privacidad se ve invadida, se pierde
la confianza, la fe es traicionada y se destruye la armonía. Cuando las personas, objeto de las intrigas,
escuchan las palabras que se dicen de ellas es porque de una u otra forma siempre llegan a sus oídos, es así como rebota el eco una onda sonido,
así rebotan las palabras intrigantes- se desarrollan sentimientos de
autodegradación, cólera y desconfianza, mientras la confusión y la desarmonía
reinan supremas.
Las palabras de crítica, producen
efectos negativos similares, pero de una manera más directa y compleja. Las
palabras de censura, que van dirigidas a una persona o a un grupo de personas,
especialmente cuando son pronunciadas de manera consciente y acerba, no son
sólo producto de la ignorancia y de un juicio erróneo sino, por lo general,
representan más al punto de vista del propio ser interno de quien las profiere,
que de aquél a quien se dirige.
El Critiqueo, tiene con frecuencia,
una naturaleza dual, pues refleja auto rectitud o desprecio de sí mismo. No
sólo crean desarmonía en los demás, sino también en nuestro propio ser. La
crítica constructiva puede producir algunas veces efecto positivo, pero cuando
no es solicitada, causa cierto grado de confusión interna. Pero, ¿cuál es la
causa de que una persona critique a otros? Es muy posible que a esa persona se
le hayan dirigido alguna vez palabras de crítica que le produjeron un efecto
adverso; tal vez fueron palabras que se repitieron una y otra vez, por lo cual
quedaron cruelmente implantadas en su propia mente, corazón y alma...un ciclo
de palabras que con el tiempo perpetúan pensamientos y acciones negativos.
Si
las palabras que hablamos, producen tales efectos, ¿Somos en realidad dignos
servidores?
Si hemos de crear una polaridad
positiva, con las palabras que dirigimos a los demás, debemos cuestionar
nuestro propio ser interno. Recordemos siempre que las palabras que
pronunciamos transmiten una vibración mucho más poderosa, de lo que pensamos,
porque implantan imágenes en la mente; forman ideas o pensamientos que generan
acción. Puesto que todos queremos aferrarnos a una existencia positiva de paz
interna y externa, es indudable que nuestras palabras tienen que generar, de
una manera positiva, atributos tales como confianza en sí mismo, paz mental,
total armonía y equilibrio en todos los aspectos de nuestro ser. Entonces
estableceremos una polaridad positiva no sólo en los demás, sino en nosotros
mismos y en el Cosmos.
Para los chinos la palabra es energía.
Y para ti, ¿qué representa?
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